días. Se había pedido auxilio a su excelencia,el corregidor de Chimbo, mediante el envío de los famosos chasquis, que llevaban un pergamino con detalles de lo sucedido.
El corregidor había ofrecido enviar un cargamento de alimentos como ayuda hasta la reparación del puente, ayuda que nunca llegó por la negligencia de los jefes encargados. Debido a dicho contratiempo, y al encontrarse desprovistos de alimentos, ya que las fuertes lluvias destruyeron los sembríos, Don Manuel ofreció tres cargas: una de papas, una de queso y una de harina de maíz, como ayuda para atender las necesidades de los huéspedes.
Se llamó a Rosa, la empleada más vieja, hábil y con mucha experiencia en la cocina, quien preparó una mezcla de papa, harina y
Aquella mañana, en los primeros días del mes de Octubre de 1873, una caravana de varias carretas, caballos y siete mulas cargadas de queso, papas y harina de maíz, habían iniciado el viaje desde Salinas de Bolívar. Varios días después de duro trayecto, aguantando las fuertes lluvias y los vientos helados del arenal, en el camino de los hieleros del Chimborazo, el arriero, Don Manuel Vela, se vio obligado a detener la caravana en la hacienda El Salinerito, hacienda que era muy conocida por las cálidas acogidas brindadas a todos sus visitantes.
Don Manuel fue informado que las torrenciales lluvias habían destruido el paso de las dos quebradas, lo que no permitía la llegada de alimentos desde hacía ya varios
queso y lo coció en un tiesto de barro. Rosa con estos ingredientes y su innata habilidad para preparar alimentos, había hecho las más exquisitas tortillas que jamás se habían probado en región alguna.
Al conocerse la exquisitez de esta improvisada receta, su fama se extendió por toda la provincia, en donde su sabor se posicionó como un plato muy popular hasta que nuevamente se siguió haciendo el pan en horno de leña, que por la facilidad en su preparación borró las afamadas tortillas de maíz y se olvidaron las viejas recetas, hasta que dichas recetas fueron encontrada y nuevamente fue posible degustarlas tal como las conocemos hoy.
DICE LA LEYENDA
